sábado, 10 de noviembre de 2007

¿Tiene sentido que yo esté vivo?

Es un pregunta que ya la debería haber contestado. Aunque muchas veces me la he preguntado nunca he encontrado una respuesta convincente. Además del grado de optimismo o pesimismo, depende del momento o situación en el que nos formulemos dicha pregunta responderemos una cosa u otra. La primera respuesta que viene a la cabeza, sin pensar mucho es: Algún sentido tendrá que tener, porque si no, no estaría aquí. Creo que todo tiene sentido, tiene que haber algo que dirija la dirección de las cosas. De momento sabemos que tiene algún sentido, pero ¿cuál? El ser humano puede elegir (porque es inteligente y libre, a diferencia de una paloma que se mueve por sus básicos instintos) la dirección en su vida, saber que camino debe tomar. Pudiendo tomar el equivocado, aunque hay que ser consecuente con la decisión, el hombre puede también rectificar. Estoy cansado de escuchar a la gente que dice que el sentido de la vida no se encuentra ni en el dinero, ni en el trabajo, ni en la fama... realmente se encuentra en ayudar a los demás. Pues claro que los primeros son caminos equivocados para encontrar el sentido de la vida, puesto que llevan el fracaso involucrado bajo el materialismo, el narcisismo, la codicia... Pero tampoco me convence como respuesta "ayudar a los demás". No digo que haya gente que encuentre el sentido de la vida ayudando a los demás, me parece una experiencia gratificante y que puede llenar moralmente, sino que para mí el sentido de la vida tiene que ser algo más complejo. Tal vez sea mi egoísmo el que me impida afirmar que el sentido de la vida es hacer algo por los demás. Encontrar el sentido de la vida en los demás puede que sea una respuesta correcta, lo importante es lo que nos mueve a hacer las cosas. Hay tanto que hacer para ayudar a la humanidad a cambiar este mundo, que no sabemos por donde empezar. Así que empezamos por lo más cercano, lo importante es luchar por cambiar las cosas. Pienso que realmente el sentido de la vida puede estar en la felicidad, tanto la nuestra como la de los demás. También podría estar en el amor. Pero ni la felicidad ni el amor son eternos, entonces cuando no nos sintamos felices ni amados pensaremos que nuestra vida no tiene sentido. Nos habrá durado poco ese sentido de la vida...

Seguramente el sentido de la vida no es algo que se descubre de un día para otro, es una búsqueda que avanza a medida que cumplimos años y lo importante será cuando al final lleguemos a la conclusión de que ha merecido la pena vivir nuestra vida y que algo bueno de nosotros queda como legado o al menos recuerdo para los demás.

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